El Instituto Alberto Merani, desde su creación, definió nuevos fines para la educación, concibió un nuevo currículo, otro tipo de escuela, elaboró sus propios textos y generó un novedoso sistema de evaluación. Por ello, podemos decir que el Merani es una innovación pedagógica, ya que definió nuevos propósitos, contenidos, secuencias y nuevos sistemas de evaluación.
En estos treinta años, hemos puesto a prueba una nueva propuesta pedagógica, la que hemos llamado Pedagogía Dialogante (De Zubiría, 2006b). Inicialmente la denominamos Pedagogía Conceptual (De Zubiría y De Zubiría, 1986); sin embargo, los desarrollos que le hicimos en la última década a la propuesta inicial nos obligaron a cambiarle de nombre, para que reflejara en mayor medida la propuesta pedagógica que hoy día defendemos.
Pero para llegar hasta acá fue necesario que pusiéramos a prueba cada una de las ideas iniciales y que, gracias al seguimiento y a la investigación, fuéramos revisando, ajustando y validando, la propuesta inicial.
Aún se recuerdan las expresiones de los primeros maestros que nos acompañaron en la gestación del IAM cuando decían que la institución les generaba una enorme angustia y temor al saber que lo que hoy era verdad, mañana podría no serlo y que lo que hoy se les decía a los padres, docentes y estudiantes, mañana podría interpretarse de manera contraria. La mayor parte de los seres humanos no soporta la ambigüedad, no puede caminar en terrenos inciertos y se estresa al tener que moverse en terrenos poco firmes, cambiantes y flexibles.
La creatividad en una cultura conformista es mucho más escasa de lo que se cree. Y las innovaciones son profundamente creativas, ya que ponen a prueba nuevos propósitos, nuevos contenidos y nuevas maneras de enseñar. Y al hacerlo, tienen que someterlas a validación. Algunas de ellas funcionan y otras no. Las innovaciones que tienen sistemas de seguimiento y de investigación –como el Merani– pueden ir corrigiendo y mejorando las ideas iniciales poco a poco; pueden ajustarlas y modificarlas, de manera que con el tiempo van madurando y se van consolidando.
Sin embargo, la mayoría de innovaciones no logra realizar programas de seguimiento e investigación, y debido a ello, tienden a desaparecer. Se calcula que a los cinco años de creadas, el 95% de las innovaciones en Colombia deja de existir ya que han sido absorbidas por la es- cuela tradicional, en buena parte, porque aceptan las presiones que reciben desde el MEN (Ministerio de Educación Nacional) y desde los padres de familia. Eso no le ha sucedido al Merani, y veinte años después sigue innovando y sigue buscando nuevas maneras se seguir mejorando la calidad de la educación que brinda.
¿En qué ha innovado el Merani?
La escuela tradicional ha estado centrada en la enseñanza de múltiples informaciones, impertinentes para la época actual, descontextualizadas y desarticuladas. La gran mayoría de dichas informaciones no logra almacenarse en el cerebro de los niños, y en la mayor parte de los casos, la escuela se torna en un espacio profundamente aburrido para aprender datos que no le dicen casi nada a los estudiantes, y los cuales están al alcance de la mayoría de ellos en las redes globales de la información. La escuela tradicional está pensada para un mundo que ya no existe, y en el cual se supone que no había computadores, calculadoras, textos o memorias externas; un mundo en extremo diferente al mundo veloz y profundamente cambiante en el que nos tocó vivir.
Desde su creación, el Merani quería construir una escuela muy diferente. Una escuela que tuviera otros fines, otros contenidos, otros textos y otros sistemas de evaluación. Desde su inicio pensamos que había que crear una escuela que favoreciera el desarrollo del pensamiento, que formara jóvenes más autónomos, más creativos y más inte- resados por el conocimiento. Queríamos crear una escuela en la que los niños entendieran y comprendieran cada uno de los contenidos trabajados y en la que los desarrollos que se alcanzaran no fueran sólo cognitivos. Este cambio en las finalidades educativas generó una modificación necesaria en los contenidos y secuencias curriculares y un nuevo tipo de institución educativa. Ahí está la innovación del Merani. En una sola palabra, el Merani privilegió el desarrollo sobre el aprendizaje, tal como lo postula hoy en día su propuesta pedagógica: la Pedagogía Dialogante (De Zubiría, 2006b).
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